Fueron construidas hace miles de años, cuando no había excavadoras ni grúas. Pero aún hoy siguen maravillando al mundo y a la ciencia por el enorme esfuerzo y el ingenio empleado en su construcción.
Para elevar sus imponentes pirámides, los egipcios tuvieron que trasladar gigantescos bloques de piedra y estatuas de toneladas de peso por el desierto, y lo hacían sobre grandes trineos de madera.
El enorme operativo que debieron desplegar habla del gran conocimiento técnico y organizativo de esta civilización, que se basó en métodos simples.
Lo que acaban de descubrir los expertos en física de la Fundación para la Investigación Fundamental sobre la Materia y de la Universidad de Amsterdam es que usaban un truco simple y efectivo para facilitar el paso de los pesados trineos de madera cargados con piedras: humedecer la arena por la que se deslizaban.
Al usar la cantidad adecuada de agua, dicen los científicos, podían reducir a la mitad el número de obreros necesarios para arrastrar los trineos.